En ocho minutos Hungría lideraba por dos goles en la final de Berna, pero sorprendentemente, Alemania Occidental empató en otros ocho minutos. Un fuerte aguacero caló hasta los huesos tanto a los jugadores como a los espectadores en el estadio. No obstante, el portero alemán Turek era un roble y logró frenar uno tras otro los disparos sobre el resbaladizo terreno de juego.Faltando cinco minutos para finalizar la contienda, Schaefer logró burlar la asediada antesala del arco y la pelota llegó hasta Rahn, quien la controló, avanzó, pareció frenar y luego logró proyectarla hasta detrás del portero Grosics con un zurdazo.Quizá si Puskas, su gran artillero zurdo, hubiese estado en forma, Hungría hubiera ganado el duelo. Los mágicos magiares solamente perdieron un partido entre 1950 y 1956 y fue precisamente el partido más importante. Un balón de 18 piezas similar al que se ilustra a la izquierda hizo su primera aparición entonces y siguió usándose hasta 1966 con algunas variaciones.
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